Homenaje a un Guardián del Hielo Eterno
En las gélidas cumbres del Chimborazo, lugar donde la tierra se encuentra con el cielo, Baltazar Ushca ha llevado a cabo durante décadas su oficio centenario: el de hielero. A lo largo de su vida, Baltazar ha sido más que un simple trabajador; ha sido un símbolo de la resistencia y la dedicación a un legado ancestral que, lamentablemente, está en peligro de extinguirse.
Baltazar, conocido como el «Último Hielero del Chimborazo», camina las mismas rutas que sus ancestros han recorrido desde hace más de medio siglo. Su jornada comienza al amanecer, cuando se adentra en el imponente volcán para extraer el preciado hielo, que luego transporta con paciencia y esmero en un recorrido que puede tomar el día entero.
La tarea, ardua y llena de desafíos, no solo requiere de una notable resistencia física, sino también de un profundo conocimiento del entorno natural que solo se adquiere con el tiempo y la experiencia. Baltazar ha compartido invaluables historias, lecciones de vida, y un profundo amor por su tierra con quienes tienen el privilegio de acompañarlo.
Sin embargo, las nuevas generaciones parecen distanciarse de esta tradición, y la modernidad amenaza con borrar los vestigios de este oficio. Con las comunidades locales buscando otras fuentes de ingreso, la cultura del hielero está desapareciendo, llevándose consigo una parte esencial de la identidad cultural de la región.